Paseando por el mercado dominical de Brake Lane, donde unas niñas pijas venden su fondo de armario para hacer sitio a las novedades de la temporada y otras colocan tenderetes en hangares acondicionados al efecto con el fruto de sus diseños de high school of desing, me encontré con que alguno de estos modistos del futuro ha creado mi propia marca. Seguramente inspirada en mis imágenes fotográficas... en estas elucubraciones fantasiosas andaba absorto cuando me topé de frente con la cruda realidad: era un diseño horroroso. Pensado para las cursis "pegguis", presumidas, creídas y de abultados vientres. Quizás tan imprescindible en un futuro próximo en el reino de la libra (de carne) como lo fueron antaño las batas de guata de Almodovar y MacNamara, pero fráncamente decepcionante. Definitivamente, abandono el diseño de ropa.
London, sep 2009
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