martes, 3 de noviembre de 2009

Show-room

Barcelona, agosto 2009

El concepto de show-room sin duda es un buen invento. La diferencia entre pasearse en el bullicio de los probadores de una franquicia, o los pasillos de una gran superficie, a la cuestión de estar cómodamente instalado en un reservado de la tienda exclusiva de la diseñadora tal, va una diferencia que se encuentra impresa en las bonitas etiquetas exclusivas que cuelgan de la prenda.

Cuando una posible víctima pasea entre las pocas prendas que cuelgas estratégicamente distribuidas por una bonita, acogedora y exclusiva tienda de Barcelona, y casi todas lo son; nadie parece haber reparado en ella. Los dependientes, casi siempre más que los clientes, se encuentran absortos en sus quehaceres, que parecen muchos para tan poca mercancía. Pero en el momento que hace una pregunta sobre un color, una talla o un precio, se dispara el aviso de salida de todo un despliegue de profesionalidad adquirida en cursillos de know-how.

Si ya te ofrecen un café estás perdido, es que das el perfil...

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