Madrid, octubre 2015
Yo me había fijado en el cartel que decía "Santander", la ciudad de la que soy. Y daba la casualidad que me alojaba en el Hotel Santander esos días. Estaba viejo. Me acordé al verlo del benefactor del Santander, que no parecía viejo, pero estaba muerto. Y mientras pasaba, él me seguía fijamente con la mirada. Yo no había venido por él. Todavía le quedaba tiempo de espera. Cuando al fin lo dejé atras pude volverme y observarlo. Peinaba canas.
Madrid, octubre 2015