lunes, 9 de noviembre de 2009

Vigorexia

Boston, 2008

El otro día mostré unos autorretratos y varios amigos me han puesto sobre aviso del peligro de los espejos y lo que en ellos se muestra. La verdad es que mi intención era mostrar el deterioro causado por el paso del tiempo, pero no hasta ese extremo.

Para compensar mi descoque les prometí mostrar en breve otro tanto del lado femenino, que no del mio. He aquí que raudo cumplo mi promesa, con la misma celeridad que esta enérgica amazona de los negocios surcaba las calles del centro financiero de esta fria ciudad americana, valga la redundancia.

Yo que siempre critico la indecencia de la transparencia de los banqueros, sobre todo a la hora de publicar y publicitar sus ingresos, no puedo por menos que celebrar esta especie de falta de vergüenza americana en el vestir, que por otra parte tan clara nos había quedado ya en la cuestión de sus finanzas.

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