jueves, 12 de noviembre de 2009

Tiempo al tiempo


Cala Tuent, 2009

No nos damos cuenta de que somos tiempo. Cada vez que decimos que no tenemos tiempo es como decir que no existimos.

No se trata de cambiar unas rutinas por otras sino de dejar de ser quien somos cada día para no ser nada ni nadie. Ser sólo eso, tiempo presente vivido con toda intensidad, sin expectativas ni obligaciones.

La vida se expresa de forma discontinua: no atiende a horarios, no es homogénea ni equilibrada. La vida, ni corre demasiado ni se entretiene. Simplemente fluye.

Como diría un taoista: no hacer nada pero sin dejar nada por hacer.

"Afortunado el hombre que tiene tiempo para esperar", Calderón de la Barca

3 comentarios:

toni.b dijo...

Si más no desde mi ideario coincido plenamente con tu reflexión.

(Ah! Yo también admiré el trabajo de Humberto Rivas.)

Sergio dijo...

Exclavos de nuestra propia mente, esta herramienta que en un tiempo nos sirvio para encontrar comida y desarrollar la capacidad de capturar y derribar presas de cuatro veces nuestro tamaño, hoy en día es el mayor lastre con el que vivimos. No hay mejor cosa que tener las necesidades cubiertas para que la dejadez se apodere de nosotros mismos y salga a flote lo ruin, en muchos casos, de la naturaleza humana.

Armando Manrique Cerrato dijo...

Bueno, pues me alegro de haber empleado un poco de mi tiempo esta mañana para disfrutar con tus imágenes y palabras. Un saludo