sábado, 7 de noviembre de 2009

Veinte años no es nada...

Londres, 2009
Murcia, 1985

Pero veinticinco si... Lo dice el espejo y eso que ninguno de los dos era mágico. Me sacaron tal y como me veían. Porque los espejos, como las cámaras de fotos, tienen "patente de corso". parece que lo que han retenido o reflejado es la realidad. Pero la realidad, como decía Alicia, está al otro lado. La realidad son veinticinco años de canas. Ese espacio entre la juventud y la madurez que se llena de sustos, de facturas, de compromisos de pago, de suma de responsabilidades, de aplazamiento de proyectos, de asunción de tareas. No pretendo disculparme, sólo estoy haciendo un balance, apuntando en el debe y en el haber. Por suerte sólo tengo tinta negra. No habrá ni rojo ni verde en el resultado final. Entre otras cosas porque ni tan siquiera vislumbro esa luz inmensa al final del túnel.

P.D.- Lo que sí que no ha cambiado en estos veinticinco años son los hoteles. Siguen siendo caros, inhóspitos, frios y tristes. La tele es igual de aburrida y el personal igual de distante, altivo y seco. Y esa obsesión por los espejos...

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