lunes, 24 de mayo de 2010

Rojos zapatitos

Madrid, mayo 2010

El Zapatero que los hizo puso mucho oficio en ello. Seguramente serán caros. Y cualquiera no podrá permitirse llevarlos. ¿Será una suerte tenerlos? Siempre se desea lo desconocido.

Quizás se hicieron para bailar en salones selectos. Parece que se han usado para tocar una melodía encantadora con una flauta travesera, como la que entonaba el flautista de Hamelín para encantar a las ratas y recibir el premio en monedas de los comerciantes del burgo.

Para comprarmelos yo seguramente tendría que pedir un préstamo a un banquero, para el que me falta crédito. Me voy a tener que seguir calzando las zapatillas de siempre, con una medias suelas nuevas. Me parece que no voy a poder prescindir del Zapatero remendón. De momento. Salvo que en el próximo reparto de cartas me caigan las cuatro reinas. O las nueve...

No hay comentarios: