sábado, 22 de mayo de 2010

El cielo puede esperar II

Madrid, mayo 2010

Son muchos. Nos tienen invadidos. Chinos, negros, mulatos, africanos, del este... Parece que los extranjeros somos nosotros... (se dice, se comenta, se escucha por ahí, mucho)

Si estás en un barrio periférico. En Legazpi, por ejemplo. El tono de este comentario seguramente será un tanto despectivo. Con un fondo de cabreo en el tono, que cuenta más de lo que dice. Que habla de los codazos en los autobuses y en el metro para luchar por un empleo precario, para conseguir un alquiler barato y para sobrevivir.

Sin embargo, en la Gran Vía, entrando y saliendo de franquicias, de hoteles y tiendas de todo tipo, incluidas las caras, esta nota de color no tiñe de disgusto el color de los billetes que se gastan. Más bien al contrario, inclina a los receptores de la divisas a la genuflexión y el reconocimiento inmediato de los derechos de ciudadano del mundo.

1 comentario:

Fernando de Raos dijo...

Empiezo a entender la causa de tu "desaparición", estabas atento al arcoiris genético de los españoles.
Cuando veo tus fotos no puedo evitar recordar que por mis venas corre sangre roja, sin pizca de "pureza", ¡que debe ser muy incómoda!