Las palomitas encandilan a los niños. Aquella máquina ante la puerta de Simago que por un duro te daban una bolsa así... hacia tan feliz por tan poco. ¿Seremos algún día capaces de volver a ser felices por tan poco?
Ahora, hoy mismo, un enjambre de adultos se cuecen a fuego lento, dentro de un contenedor. Se van rozando unos con otros en constante movimiento y comienzan a hincharse. Unos parecen más abultados que otros. Más jefes, quizás. O más cargados de razones. Y, de repente, comienzan a explotar. Y lo hacen con estruendo, con sobresalto, con violencia. Pero ninguno consigue abandonar, a pesar de tanto ímpetu, el bonito artefacto que los contiene. Finalmente, llega el dueño del tinglado y abre la puerta. Parece que les va a dar su merecida libertad. Al menos a los más fuertes, a los que más saltaron o a los que más gordos se llegaron a formar. Pero toma una paleta, carga un cono y lo entrega a cambio de unas monedas a un hombre trajeado, que toma un puñado de los elegidos y los engulle y masca con su flamante dentadura. Es la crisis, no da ni para bocadillos.
Ahora, hoy mismo, un enjambre de adultos se cuecen a fuego lento, dentro de un contenedor. Se van rozando unos con otros en constante movimiento y comienzan a hincharse. Unos parecen más abultados que otros. Más jefes, quizás. O más cargados de razones. Y, de repente, comienzan a explotar. Y lo hacen con estruendo, con sobresalto, con violencia. Pero ninguno consigue abandonar, a pesar de tanto ímpetu, el bonito artefacto que los contiene. Finalmente, llega el dueño del tinglado y abre la puerta. Parece que les va a dar su merecida libertad. Al menos a los más fuertes, a los que más saltaron o a los que más gordos se llegaron a formar. Pero toma una paleta, carga un cono y lo entrega a cambio de unas monedas a un hombre trajeado, que toma un puñado de los elegidos y los engulle y masca con su flamante dentadura. Es la crisis, no da ni para bocadillos.
1 comentario:
Grandes textos los que incorporan estas últimas entradas. Enhorabuena, Javi.
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