Valerie Mréjen. Un nombre que hasta entonces no me decía nada. Una visita obligada cada vez que voy a Barcelona: las ramblas y el spai de la Virreina. Una de las pocas sorpresas gratuitas que quedan en la capital catalana, tan afrancesada y tan por el gusto de cobrar... Yo soy más de pagar impuestos en cascada y recibir servicios gratuitos que de ir pasando por caja a cada kilómetro o en cada esquina. En fin, debo de ser un raro. También en esto.
Pero yo quería hablaros del choque brutal con la cotidianidad que se produce en sus videos. Escenas vulgares, situaciones anodinas, encuentros, regreso de vacaciones, un mano a mano de pareja. Los desequilibrios, las violencias, los absurdos del día a día, con una estética del otro lado del muro, quizá, lo digo sin reflexionarlo. En francés. Tal vez el idioma del cine crudo. También esta mujer parece francesa, por eso estará tan despavorida viendose tan fielmente retratada. Por Valerie, no por mi.
Pero yo quería hablaros del choque brutal con la cotidianidad que se produce en sus videos. Escenas vulgares, situaciones anodinas, encuentros, regreso de vacaciones, un mano a mano de pareja. Los desequilibrios, las violencias, los absurdos del día a día, con una estética del otro lado del muro, quizá, lo digo sin reflexionarlo. En francés. Tal vez el idioma del cine crudo. También esta mujer parece francesa, por eso estará tan despavorida viendose tan fielmente retratada. Por Valerie, no por mi.
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