Decía una canción de mi aborrecido grupo Gabinete Caligari algo así como "bares, qué lugares, tan gratos para conversar"... no puedo acordarme de más porque me viene a la cabeza la voz engalanada e impostada de el tal Urrutia y tengo que cambiar de frecuencia, como me pasa con sus intervenciones en las tardes de la Ser.
Pero en algo teníamos que estar de acuerdo. Y es precisamente en esa afición cultural a los bares. No concibo la cocina mediterránea sin la tapa, sin el desayuno de barrita de pan con aceite y sal y café con leche, como no concibo la conversación trascendente en la calle, sin una caña y su tapa. ¿Y el periódico? como podría yo enterarme de la agitada vida cultural de Santander si no fuera porque su único Diario, el "montañés" (que hasta el nombre es rancio) lo tienen en todos los bares... qué esperabais, que iba a dejar de comprar el Público para darle dinero a la oligarquía casposa e inmovilista que tiene detrás?
Pero en algo teníamos que estar de acuerdo. Y es precisamente en esa afición cultural a los bares. No concibo la cocina mediterránea sin la tapa, sin el desayuno de barrita de pan con aceite y sal y café con leche, como no concibo la conversación trascendente en la calle, sin una caña y su tapa. ¿Y el periódico? como podría yo enterarme de la agitada vida cultural de Santander si no fuera porque su único Diario, el "montañés" (que hasta el nombre es rancio) lo tienen en todos los bares... qué esperabais, que iba a dejar de comprar el Público para darle dinero a la oligarquía casposa e inmovilista que tiene detrás?
Si no existieran los bares habría que inventarlos... Aunque sólo fuera para esperarlas a ellas.
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