martes, 13 de enero de 2009

Brooklyn Follies

Puente de Brookyn, NY, 2008

Dice un personaje de la obra homónima de Paul Auster que una de las imágenes más reveladoras de su vida fue ver la luna llena en el centro del arco del puente, mientras lo cruzaba conduciendo un taxi. Claro que, viendo el nivel de alteración nerviosa de los taxistas de Madrid, cualquiera sabe lo que se mete un conductor de taxis de New York para aguantar 10 horas de volante.

Os recomiendo la lectura de la novela que, a mí, que no llegúe a cruzar el puente, me va a obligar a hacer otro viaje a NY (aunque lo dejaré, seguro, para después del cambio de presidente).

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