Madrid, noviembre 2014
Intentar definir hoy en día qué es una princesa es una labor, cuando menos, ardua. Quien es el rey tiene una respuesta clara y sencilla: el dinero. No sólo es el rey, es la ley. O al menos las puede cambiar a su antojo. Pero esta princesa es una pobre chica que para tener un trabajo del que no sabe si quiera si recibirá un salario o una mísera comisión, tiene que disfrazarse ridículamente y mostrar la misma ilusión de aquella otra vez que se puso la corona en la función de la guardería. Mientras, las defenestradas del museo de cera llevan a su hijos a colegios exclusivos y las va a recibir la benemérita a la escalerilla del avión privado. Pero eso si, toda España es consciente de que están pasando un mal momento... Que país. Me quedo con la tortilla, para ellos la pandereta.
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