lunes, 9 de agosto de 2010

Espejismos

Dalt Vila, Ibiza, 2010

Si ninguno de los paisajes que vemos en los folletos publicitarios de las agencias de viajes existe, ¿por qué habrian de ser ciertas las imágenes de las postales? En el mejor de los casos son verdades a medias. El fotógrafo evitó el hotel del oro lado de la playa, eligió la hora temprana del día, en la que las amacas y los horteras aún no invadían la arena. Y, por si fuera poco, por mucho ruido que tenga la puesta del sol o el nocturno, no llegamos a percibir los "transitores", las melodías de los móviles, ni el griterío o el entrechocar de tenedores en las paellas del chiringuito.

Sin embargo, sigue siendo un misterio sin resolver por qué se siguen veniendo postales cuando todo el mundo va grabando en vivo y en directo sus vacaciones con el movil, las video-cámaras y los aparatos superprofesionales dotados de zoom.

Sin duda se debe a que prefieren transmitir a sus vecinos y familiares la ilusión del espejismo antes que la cruda realidad.

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