Tavira, julio 2013
La euforia de los ministros de economía, hacienda, trabajo y presidencia del gobierno, sólo es comparable con el delirium tremens. Genera náuseas. Ganas espasmódicas e incontenibles de vomitar. Lo peor son los micrófonos, altavoces y demás parafernalia propagandística que televisiones y radios basura ponen al servicio de la mentira y la deformación de la realidad. La brecha se abre cada día más y en medio no hay más que avismo. Y me gustaría pensar que hemos salido de otras peores. Pero es que no quiero ni pensar. Menos mal que nos queda Portugal...
Tavira, julio 2013
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