Santander, junio 2011
Atras quedaron los días de los raqueros lanzándose al mar en la machina por unas monedas. Atras quedaron los tiempos de pasear por los muelles sin barreras. Una ciudad más ordenada parece que requiere normas, prohibiciones, barandillas y limpieza. No sólo limpiar las plazas de vagos (aquí no tenemos mossos), sino también de "estorbos". La arqueología industrial y obrera debe dejar paso a la modernidad financiera y cultureta. La que va a dinamizar la sociedad del siglo XXI, una alta sociedad coleccionista y una masa social recolectora...
Un paso más puede ser peligroso, amigo.
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