La vuelta a casa. El regreso del hijo pródigo. O del padre errático... Volver.
Siempre hay un sabor agridulce al abrir la puerta de casa después de una ausencia. Y un olor a cerrado. Aunque nadie te espere, porque todos están fuera y algunos regresan contigo, la sensación es ambigua. Había ganas de volver, proyectos esperando en la mesa de trabajo y un montón de ideas, acumuladas durante el viaje, que hay que ordenar y enfriar. Pero también es el fin del viaje, de la vida desordenada, de los sabores y los olores nuevos.
El frio nos ha recordado que el otoño nos adelantó por el camino y que mañana es lunes. Que bien.
El frio nos ha recordado que el otoño nos adelantó por el camino y que mañana es lunes. Que bien.
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