Ya me lo había avisado el comisario Guido Brunetti pero, como buen especulador, quería verlo con mis propios ojos. En agosto, si, en agosto. Pero cuando hay una decisión y una voluntad férrea, ni el cielo de Venezia se puede resistir. Eso si, refugiarte de la lluvia, tomando un café: 5 euros. Y luego dicen que el pescado es caro...
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