Madrid, agosto 2014
Madrid se ha metido de lleno en la máquina del tiempo. Cada vez se parece más físicamente a la ciudad que conocí en los ochenta. Es una especie de efecto Cuentame o NoDo. Vuelve la caspa y también los chinches. Las calles sucias de la Botella no van a poder frenar el fuerte social de los barrios de la periferia, el mestizaje de Lavapiés, ni las expos de La Palangana en el CBA, de Eugeni Forcano en BBAA o la Cartier Bresson en Mapfre. O la de Nophoto en Tabacalera. Viva la fotografía, que me hace disfrutar de Madrid en pleno agosto.
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