Alcudia, julio 2014
Nos hablan mucho de la cocina Mediterránea y de su lugar típico de ingesta: la calle. Nos dibujan una España de tapas y sangría. De toros embolados y cabras cayendo de los campanarios. De Sanfermines, de fiestas en Villa Arriba o Villa Abajo, o de semanas santas en cualquier lugar de Andalucía o de Cuenca o Zamora. Y el que no tiene una fiesta típica hace un encierro de búfalos o encierra la tomatina con tikets de previo pago. Pero se olvidan de otra España, no menos numerosa, ni menos de la mitad, para desgracia de los anunciantes y feriantes, a los que la fiesta popular y la música militar nunca les supo levantar. Una España de puertas para adentro. Atrincherada en la resistencia. Como cuando nuestras costas eran asoladas por piratas y las ventanas siempre daban al patio y jardín interior, nunca a la calle. ¿Quién anda ahí?
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