El Rastro, abril 2014
Desde la primera vez que me acerqué al Rastro de Madrid la sensación que más me gusta y la que más me atrae es la de sentirme rodeado de "tipos innobles", como yo. Gente que detrás de su aspecto derrotado y vulgar esconden historias especiales, únicas. Y venden tesoros maravillosos, que se esconden entre la basura, como dice Fito. O también basuras envueltas en cofres de tesoros. Y siempre encuentran a alguien con la cartera suficientemente abultada y la cabeza tan vacía como de costumbre, como para pagar las cantidades dichas a lo loco, con la única intención de practicar el regateo. Yo ya lo voy entendiendo. Por eso ya nunca compro en fotocasión, pero siempre paso por allí.
El Rastro de Madrid, abril 2014
Almoneda, Madrid, abril 2014
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