El Rastro, abril 2014
Lo bueno de no poner la tele es que a la larga resulta ser un buen tratamiento anti-caspa. El único inconveniente es que no las ves venir. Y cuando estás tranquilamente desayunando tu pincho de tortilla de patatas, se te ocurre mirar la hoja parroquial que tenemos por periódico local y una galladura de huevo de explotación avícola de cáscara amarga se te atraviesa en las gónadas y el célebre invento gastronómico que nos da la única identidad pátria se convierte en revuelto de huevos a la americana y lo que es un ajuste de cuentas pepero se transforma en un contubernio yayoflauta. Viva el vino...
El Rastro, abril 2014
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