Santander, mayo 2014
Resultaba molesto para los caciques del lugar, para aquellos que desde la sombra ponían y quitaban alcaldes, policías y jueces. Eran tiempos del salvaje occidente, donde por una mina de oro se podía aniquilar todo un pueblo. Y por un puñado de votos... eran capaces de acusarte de los más horribles latrocinios y ponerle precio a tu cabeza. No les bastaba con el insulto, con el ninguneo o la mentira. Eso incluso parecía que había alimentado tu leyenda. Ahora es momento de la más feroz caza de brujas. A cuya labor se han puesto todos los esbirros. Pero esta vez no nos vamos a esconder. Les plantaremos cara. Podemos.
Santander, mayo 2014
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