Marrakech, marzo 2012
Las escrituras siempre nos hablan de peligros ocultos en la oscuridad de los instintos más bajos del ser humano. Nos hablan de mujeres que se transforman en serpientes. de hombres que sucumben a los encantos del brillo de los metales. Nos avisan de la codicia de las mejores telas. Y también de los placeres de despojarnos de ellas. Luego nos ofrecen, si abrazamos su credo, paraisos en los que todo eso nos será dado... Pero, primero, siempre hay que morir.
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