Marrakech, Maison de la Photo, marzo 2012
Encontrarse con la Casa de la Fotografía de Marrakech, sin buscarla, sin saber de su existencia, deambulando por las calles sin rumbo, fue casi tan emociocionante como ver aparecer la primera foto en el revelador. De repente una sorpresa que nos abre nuevos caminos.
Llegué a la azotea sin haberme recuperado del sock de mirar por un estereoscopio unos negativos de cámara estereo de los años veinte del pasado siglo. Mientras un bereber de piel cetrina me explicaba entre el frances que yo medio entendía y el español que él mal hablaba las fotos allí expuestas. Allí saqué mi cámara, mientras esperaba un té y unas delicias de berenjena. Con la cabeza "a pájaros", es decir, llena de imaginación y de disparatadas historias.
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