miércoles, 2 de diciembre de 2009

Entre dos frentes

Torre de Hércules, diciembre 2009

El mar no es tan bravo como lo pintan, ni los rayos son tantos como los que ponen en los mapas del tiempo. Sin embargo la sensación de frío y de invierno aplasta la belleza austera del paisaje. Por un momento siento la misma desazón y la misma tristeza que sentía en los atardeceres de otoño en la Mancha hace veinticinco años.

A Coruña, diciembre 2009

Las ciudades grises, por mucho que nos reciban calurosamente, siempre nos resultan frías. Parece que nos quieran dar la espalda y mostrarnos su cara más fea, más hostil. Como si tuviéramos pinta descarada de forasteros a los que es posible engañar o desorientar. Y quizás lo somos más de lo que nos pensamos. A pesar de la globalización, a pesar de vestir las mismas marcas y parecer que hablamos el mismo idioma.

Libré un frente y en Asturias me atacó otro. He llegado exhausto como el marinero que luchó contra los elementos. Y con la misma sensación certera de que a los elementos no se los puede vencer.

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