A menudo se confunden el placer y el dolor. Hasta el punto de que no son pocos los que llegan a uno a través del otro. fisiológicamente no están muy lejos y escatológicamente tampoco, los estímulos y los síntomas dan lugar a engaños. A veces parece que nos piden lo que luego no nos dan o que nos niegan lo que están deseando recibir. Al final es una cuestión de acertar en la lectura de las señales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario