Era el primer día de playa de este suave invierno que hemos tenido por primavera. Que bien se está aquí, tan agustito... se oia comentar a la poca gente que se atrevió a inaugurar la temporada playera, con tanta euforia patriotera rindiendo homenaje a la bandera al otro lado de la bahía... Pero no iba a ser tan facil darle la espalda una vez más a la jura del trapo. La niebla vino a castigarnos y nos envolvió con su manto de áspero, desasosegante y lacrimógeno. Esto es la guerra. Incluso las extrañas figuras que se divisan a lo lejos semejan un esperpéntico desembarco de humanoides.
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