Bidarrai, abril 2009Ahora que ya se ha acabado la liga lo puedo decir: no me gusta el fútbol. Y eso que este día estaban jugando el Real Madrid-Barcelona del 2-6... lo disfruté mucho. Cuando lo jugaba en el patio del colegio, en la playa, incluso en las canchas de futbito, con tanta leña como repartí y llevé. En los campos de hierba no tanto, porque en los que yo jugaba nunca hubo hierba y lo menos que te podía pasar era dejarte la piel, literalmente, en la grabilla del corner, intentando frenar alguna bestia adolescente en el día en que podría estar viéndole un posible ojeador del Racing.
El Racing, esa es otra historia. Nada que ver aquel equipo cutre de jugadores correosos, leñeros y chulescos, con deportivos de factura nacional, con esta sociedad anónima, sostenida por Revilla y representada por el nieto político de Franco. Siempre me remordió la conciencia intercambiar con chavales del barrio el carnet de socio que me sacaba mi padre por entradas de cine, ahora me alegro.
Mi número favorito sigue siendo el 3: defensa lateral izquierdo.
El Racing, esa es otra historia. Nada que ver aquel equipo cutre de jugadores correosos, leñeros y chulescos, con deportivos de factura nacional, con esta sociedad anónima, sostenida por Revilla y representada por el nieto político de Franco. Siempre me remordió la conciencia intercambiar con chavales del barrio el carnet de socio que me sacaba mi padre por entradas de cine, ahora me alegro.
Mi número favorito sigue siendo el 3: defensa lateral izquierdo.
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