Quizás sea el más público de todos los transportes. Pero también el más impúdico. Sin duda Rouco desaprobaría muchas de las prácticas y conductas que se observan en el suburbano. No en vano ellos siempre premiaron con el cielo y condenaron con las profundidades de la tierra... Curiosamente algunos alcaldes y ex ministros pepones han encontrado el paraíso de su glotonería en las obras de soterramiento y tunelado, pero ese es otro tema. Y Garzón acabará siendo el culpable, por meter las narices en el epicentro de la pestilencia del festín.
Yo me quedo con el calor, los abanicos, las blusas abiertas, las sandalias, las miradas perdidas, el periódico del de al lado, el best-seller resobado, el resobaco vecino, esa forma agresiva y natural de romper las barreras invisibles del espacio personal. La hora punta, el cuerpo a cuerpo y la habil mano del carterista que todavía no ha terminado su jornada laboral. Ahí viene, allá voy...
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