No es Sicilia, ni tampoco es Armani. Es la costa dorada... paraíso de sol, pero también de pieles curtidas, además de bronceadas. Manos repletas de todo. Cadenas de oro. Coches de lujo. Recalificaciones... Tierras míticas, alicatados hasta el techo en mansiones en las que veranean expresidentes de gobierno. Y los que casas a sus hijas. Y los invitados de la boda.
Un emporio que camina en una dirección única: el progreso. Y los votantes, sabios ellos y deseosos de subirse a ese mismo carro, los votan y reafirman en sus cargos.
Cada pueblo tiene lo que se merece.
Un emporio que camina en una dirección única: el progreso. Y los votantes, sabios ellos y deseosos de subirse a ese mismo carro, los votan y reafirman en sus cargos.
Cada pueblo tiene lo que se merece.
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