Enfrentarse a la vida en ocasiones es una dura batalla que tenemos que librar en trincheras mercenarias, a menudo ajenas a nuestros ideales políticos, reclutados a punta de necesidad y por una soldada ruinosa, de fortuna incierta.
Estamos todos hartos del discurso sindical, machacón y tedioso: es necesario cambiar el modelo productivo, salir de círculos viciosos consumistas y retomar la senda de la inversión en tejido industrial y desarrollo sostenible. Es mucho más lúdico dejarse llevar por la inercia de los hechos y creerse la fórmula que pregonan los dueños del tinglado, de la que se hacen eco sus esbirros mediáticos: flexibilidad igual a pleno empleo y cada uno que cobre en la medida de lo que produzca... otra burbuja.
Estamos todos hartos del discurso sindical, machacón y tedioso: es necesario cambiar el modelo productivo, salir de círculos viciosos consumistas y retomar la senda de la inversión en tejido industrial y desarrollo sostenible. Es mucho más lúdico dejarse llevar por la inercia de los hechos y creerse la fórmula que pregonan los dueños del tinglado, de la que se hacen eco sus esbirros mediáticos: flexibilidad igual a pleno empleo y cada uno que cobre en la medida de lo que produzca... otra burbuja.
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