jueves, 29 de octubre de 2009

El Ladrón de Altramuces

Chipiona, octubre 2009

Cuando yo iba a la escuela de mi barrio, ya hace de eso muchos años, en los recreos nos apilábamos en la verja del patio, a la que se acercaba el tendero de la panadería de enfrente, con un canasto de panecillos y barras de regaliz, bolsas de refresco y pastillas de leche de burra. Y casi todos comprábamos algo, porque siempre había algo que se ajustara a las perras que bailaban en los pocos bolsillos sin agujeros de mis pantalones cortos...

Es que, cuando hago estas fotos, mi cámara sigue funcionando en color, pero mi memoria se pone en sepia.

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