Madrid, abril 2014
Ahora mismo me viene a la memoria una foto de Cartier-Bresson de un hombre mirando por el agujero de un muro y alguna otra de cuyo autor no me acuerdo. Seguramente Robert Doisneau o alguno de mis maestros. Porque el agujero es como un imán para el ojo y la mente. La cámara tenía de antes el ocular redondo (como mi soñada Df) pero la tecnología digital lo fue convirtiendo en una ventana rectangular, la pantalla, a la que se asoman con excepticismo, manteniendo la distancia, como no queriendo implicarse ni mancharse. Lo contrario que el ocular del visor o la lupa de la Rolleiflex, en las que hay que implicarse y arriesgarse a que lo que lo que hay al otro lado manche o salpique. ¿Que tendrá lo oculto, lo sugerido, que siempre es más sugerente que lo evidente?
Madrid, abril 2014
Madrid, abril 2014
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