Caleta de Famara, enero 2014
Estaba pensando, sentado en la silla frente al panorama. Absorto. Ensimismado. Ante sus ojos había no sólo una escena más o menos compuesta a su antojo, se daban toda una serie de referencias a películas en blanco y negro, a lecturas de filósofos alemanes, a imágenes de la publicidad y a libros por escribir. Creí que era Eduardo Gruber. Pero cuando me acerqué para cerciorarme de que no era él, me encontré delante a el pintor del color fobista, del dibujo insinuante y los perfiles frente al mar. Creí que era José Luís Mazarío. Pero tampoco.
Caleta de Famara, enero 2014
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