Ortegal, agosto 2012
Ortegal, agosto 2012
No se si desde el mar se siente esa atracción. Debe de ser así, por todos los naufragios que se cuentan a los pies de los faros. Y no hablo de los futuros de esas personas que solas o aglutinadas en parejas o grupos familiares pretenden inmortalizarse, como no pudieron hacer quienes perdieron la luz de guia y se fueron al fondo.
Ortegal, agosto 2012
Este faro, además, soporta el peso añadido de separar dos mares: el Cantábrico y el Atlántico. Y aunque el viento se decanta las más de las veces por el oeste, es esta costa la más castigada. No en vano se hace llamar "A Costa da Morte". Un nombre sin duda singular, cuando todas las demás pretenden llamarse doradas, esmeraldas, bravas, del sol, de la luz... algo que habla del caracter de los pueblos, sus pretensiones y sus ancestros.
2 comentarios:
Yo también me he preguntado muchas veces cual es el motivo del influjo y la atracción de los faros. Tal vez la búsqueda del finisterre o del horizonte más allá. Quizá la sensación de permanencia contra viento y marea. La resistencia. La soledad.
O quien sabe si es solamente esa vena romántica que sedimentaron algunas lecturas cuando éramos todavía más jóvenes que ahora.
Yo, para mi, que es eso...
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