Esta foto la tomé en Villa del Rio (Córdoba), en septiembre del año pasado. Paré en ese pueblo porque había trabajado allí durante un mes en el año 85 del siglo pasado. Y comprobé que tiene razón Sabina cuando canta que a los lugares donde fuiste feliz no se debe volver. Me ha pasado otras veces, pero no escarmiento. Voy a Villacañas, un páramo manchego donde se asentaba un poblacho agricola y en el que yo era feliz pasando muchísimo frio y muchísimo calor y me encuentro una ciudad ruinosa y fea que no reconozco y que no me produce ni frio, ni calor, sino ganas de salir corriendo sin ni siquiera parar. Y pienso: no se si prefería al cura y las fuerzas vivas del pueblo saliendo corriendo del teatro porque se desnudaban representando el Decamerón o los coches de importación esperando la grua del hombre del frac y los pisos vacíos esperando que les alcance la ruina que ya asola los polígonos industriales. "Tierra, trágame"
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