viernes, 5 de noviembre de 2010

Caminos de Hierro

Budapest, octubre 2010

La vida no es un camino de rosas. Y quien piense que la infancia o la adolescencia lo son, por estar bajo el paraguas de papi-y-mami, se equivoca. Dicen que si los dientes nos salieran de mayores preferiríamos los purés a la carne, de los dolores tan insoportables que se padecen de bebes. Pues si tuvieramos la adolescencia en la edad madura el suicidio sería, con diferencia respecto del tabaco, el cancer o el sida, la mejor vía para ahorrar gasto público (y conste que no pretendía dar ideas a Marianito para su programa).

Por eso, seguramente, los trenes han dado paso a los aviones y sus low-cost en la cosa de viajar apiñados y sudorosos. Porque los tiempos cambian. Y, ahora, incluso en el Este, lo glamuroso es viajar sentado cómodamente, con tus revistas desplegadas sobre una mesa, manteniendo una conversación con el de enfrente y sin que pasen azafatas vendiéndote tang a precio de recien exprimido o rascas de lotería africana...

A ver si lo leen los de Renfe y este año me dan un premio, aunque sea el de la insistencia...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lejos de la calle.Paseante de postin.