Budapest, octubre 2010
La vida no es un camino de rosas. Y quien piense que la infancia o la adolescencia lo son, por estar bajo el paraguas de papi-y-mami, se equivoca. Dicen que si los dientes nos salieran de mayores preferiríamos los purés a la carne, de los dolores tan insoportables que se padecen de bebes. Pues si tuvieramos la adolescencia en la edad madura el suicidio sería, con diferencia respecto del tabaco, el cancer o el sida, la mejor vía para ahorrar gasto público (y conste que no pretendía dar ideas a Marianito para su programa).
Por eso, seguramente, los trenes han dado paso a los aviones y sus low-cost en la cosa de viajar apiñados y sudorosos. Porque los tiempos cambian. Y, ahora, incluso en el Este, lo glamuroso es viajar sentado cómodamente, con tus revistas desplegadas sobre una mesa, manteniendo una conversación con el de enfrente y sin que pasen azafatas vendiéndote tang a precio de recien exprimido o rascas de lotería africana...
A ver si lo leen los de Renfe y este año me dan un premio, aunque sea el de la insistencia...
1 comentario:
Lejos de la calle.Paseante de postin.
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