Cuando Mazarío pintó esta pared esto era un rincon donde se apilaban las basuras. Hoy el duro clima del norte le ha dado las últimas pinceladas en unos tonos verdes que para sí hubiera querido la paleta del pintor. Y ayer domingo, sorteando el chaparrón, me acerqué a contemplar este rincón y disfruté como si hubiera visitado el museo D'Orsay de París.
Si la cultura sale a la calle nos acostumbraremos a que nos rodee, lo mismo que cuando lo que nos rodea es la mierda y la violencia nos habituamos a su edor y sus golpes. Y, a lo mejor, quién sabe, algo se nos pega...
3 comentarios:
Amén
CIUDAD RANCIA DONDE LAS HAYA.AMEN. JODER QUE SI.
El museo que?
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