"El domingo es el día siete. El día de la siesta, el día del filete." (Refrán polular)
Lo de la afición por los números me viene desde pequeño. Quizás es un tic de ver a mi madre haciendo cuentas, para llegar a fin de més. O de esperar, los viernes por la noche, en la puerta de la farmacia en la que trabajaba mi padre, cuando todos habían ya salido, a que él le riendiera cuentas al jefe de las ventas de la semana y de los dineros... En fin, los números han marcado mi vida, hasta el momento. Los propios y los ajenos. Por eso las preferencias por unos u otros, o las supersticiones por las terminaciones o las fechas, no consiguen arrancarme ni una sonrisa. Como tampoco lo hacen los índices bursátiles.
Cuando me preguntan, siempre digo que el mío es el 3. Pudiera haber dicho el 7, muy cabalístico él; el 9, creo que es el del Maligno; el 13, el de la supuesta mala suerte (que se lo digan a Baylón, que le viene ganando la vida); el 15, la niña bonita, como decía mi abuela; o el 69, al que tan aficionados somos algunos.
Pero el 3 simboliza algo que para mí es una norma de comportamiento en mi vida: "a la tercera va la vencida"... Algo así como tomar decisiones y no volver a mirar para atrás: ¡¡a partir de mañana rompo con todo mi pasado anterior y sólo me dedicaré a la fotografía!!.
Ya os mandaré una postal...
Cuando me preguntan, siempre digo que el mío es el 3. Pudiera haber dicho el 7, muy cabalístico él; el 9, creo que es el del Maligno; el 13, el de la supuesta mala suerte (que se lo digan a Baylón, que le viene ganando la vida); el 15, la niña bonita, como decía mi abuela; o el 69, al que tan aficionados somos algunos.
Pero el 3 simboliza algo que para mí es una norma de comportamiento en mi vida: "a la tercera va la vencida"... Algo así como tomar decisiones y no volver a mirar para atrás: ¡¡a partir de mañana rompo con todo mi pasado anterior y sólo me dedicaré a la fotografía!!.
Ya os mandaré una postal...
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