Después de la Tempestad viene la calma... Y, como si la destrucción anunciara el caso, surgen de entre las rocas y van tomando posiciones en el descampado unos pocos supervivientes con sus menguadas mercancías. Dispersándose por el territorio como en una puesta en escena casual.
Cada uno vende lo suyo, que no se sabe muy bien qué es. No es caro y dan ganas de comprar. Pero, al final, la prudencia puede más que las ganas de ganar y seguimos nuestro camino. Si es que alguna vez hubo alguno.
Cada uno vende lo suyo, que no se sabe muy bien qué es. No es caro y dan ganas de comprar. Pero, al final, la prudencia puede más que las ganas de ganar y seguimos nuestro camino. Si es que alguna vez hubo alguno.
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