lunes, 18 de enero de 2010

La elegancia del norte

Puertochico, LimitesDos, enero 2010

Cuando me paseo por el centro de Santander no puedo disimular media sonrisa socarrona. No soy regionalista, ya lo he dicho muchas veces. Pero dudo que sea posible distinguir entre el centro de esta ciudad, una ciudad castellana, o el paseo de la Castellana de Madrid. Si nos abstraemos al frío de la meseta o al olor a salitre del Cantábrico, decidir si estamos bajo las galerías de A Coruña o las del hotel Inglaterra, frente a la Concha, ya no depende de otro "estilo" que el del vuelo de la boina o de que la llamen txapela...

El buen gusto es una convención social. Ya lo sentenció Pierre Bordieu. Y la elegancia no es si no una categoría de venta. Por lo que ya, desterrados del centro los sastres y las modistas, no queda otra que las franquicias o los centros comerciales. Un uniforme democratizador y, si se me permite la frivolidad, colorista y simpático...

1 comentario:

Anónimo dijo...

vaya culo pa mi pirulo