lunes, 31 de agosto de 2009

Sueño de una noche de verano

Hostal Nadal, Soller, agosto 2009

Hace calor, pero es mejor dejar la contraventana cerrada. Ahora me explico porqué a este invento se le identifica como ventanas mallorquinas.

Sin embargo no me cuesta dormirme, vengo cansado de tanto bucear. Con cierta tensión por la constante vigilancia de posibles medusas. Y un poco cargado, no se puede negar, porque ese vino mallorquín tinto, por mucho que lo etiqueten, sigue siendo peleón y alcohólico. Ayuda a dormir del tirón, casi siempre, pero es tiene un peso mayor de su volumen, a la hora de levantarse. Cosas de la física: cuanto más ingestas, más te indigestas y te indispones... Pero también más sueñas. Hasta el punto de no saber, a poco que regreses a la rutina, lo que sucedió y lo que soñaste... Ya lo decía Pessoa:
Tenemos, quienes vivimos,
Una vida que es vivida
Y otra vida que es pensada,
Y la única en que existimos
Es la que está dividida entre la cierta y la errada.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, me gusta tu blog, lo veo fresco y eso no es muy común, un saludo, Andres Fernandez, como verás no es un comentario muy anónimo.

Javier Vila dijo...

Gracias Andrés, dondequiera que estés. La frescura sin duda la aporta el norte lluvioso, en exceso y a deshora. Si eso es poco común me alegra, en tanto que odio la lluvia (voy en moto), pero me extraña, porque yo no soy nada extraordinario, si acaso las gentes a las que fotografío y con las que tengo el placer de mezclarme, no tanto como quisiera, si.