Me gusta ir a la Filmoteca, versiones originales, en francés, en catalán, en rumano, en inglés, en marroquí... Me gustan las historias sencillas, cercanas, que son en ocasiones las más complejas y ricas en matices. Historias de los problemas cotidianos, de gente como yo. Gente que, las más de las veces, ni son guapos, ni tienen éxito y el dinero no es para ellos una preocupación, sino un problema. Vinculado a la supervivencia... Se buscan la vida y a mí me gusta observarles. Imaginarme sus películas, porque la filmoteca de Cantabria la entorpece y cierra intermitentemente el caciquismo y yo tengo que sentarme cerca de la pantalla, porque esta otra pantalla cada vez me quita más agudeza visual. Y no hay un director hollywoodiense que haya hecho un melodrama al uso, más bien se parece al primer Almodovar de Pepi... y Qué hecho yo para merecer esto. Es cine dogma, en un único plano medio (generalmente con un 50 mm), en el que los actores improvisan de forma anárquica. Y casi siempre queda en un final abierto.
Desayuno en Gracia, Barcelona, marzo 2009
Como la sesión es continua, conviene acercarse al ambigú y seguir comentando la película... Es una historia circular (dice un erudito), lo mires hacia un lado o hacia otro, la historia es la misma. Yo le digo que no, que eso aporta nuevos matices, ayuda a profundizar en las ideas y, sobre todo, ver los prós y los contras... ¿porqué le dás tantas vueltas al asunto? Porque las cosas no son ni blancas ni negras (estas en color, pero eso es otro tema).
No hay comentarios:
Publicar un comentario