Chipiona, septiembre 2014
Desde hace dos o tres años que observo a esta pareja su ritual diario de paseo matinal. La primera vez que los vi él iba con dos muletas y ella con una. Ahora las han sustituido por darse la mano, sellando así ese compromiso que ambos han asumido con la vida: disfrutarla. Sonrien y hablan con otros habituales del post-veraneo chipionero. Un paraiso para unos pocos elegidos.
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