Gran Via-Tribuna, Madrid, marzo 2015
Paseo por Madrid y no lo puedo evitar. Por las mañanas canturreo letras de Sabina y por las noches de Quique González. Pero las imágenes que me llevo para mi colección personal salen de la garganta temblorosa de Serrat y me llevan a las letras de sus poetas de cabecera. Me estaré haciendo mayor. Por eso me vuelve la memoria de niño, de cuando la mayor represión se hacía censurando la cultura. Abriendo la brecha social de la ignorancia. Y aunque estos son igual de brutos, nosotros no. Así que, ¡Cuidado! que los recortes todavía no nos han quitado el hambre de leer...
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