Naxos, junio 2014
Los alemanes están indignados, porque los griegos quieren comer. Los teutones les acusan de haber vivido por encima de sus posibilidades. Y ahora les reclaman el pago de la deuda, con usura, con apremio, con apercibimientos, con amenazas veladas. Y en algo tienen razón los alemanes: los griegos viven el día a día, como ellos cuando están de vacaciones en un resort. Y eso duele. Y no se perdona...
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