lunes, 8 de julio de 2013

La teoría del 3: los vértices del Mercado del Arte Contemporáneo


Hostal, Madrid, junio 2013

Que el Arte ha tocado Fondo es algo que no voy a discutir a Antonio López, uno de mis artistas favoritos. Como tampoco voy a poner en cuestión las palabras de Pierre Bordieu cuando dice que en el siglo XX el dinero le ganó la batalla al arte. Y que hoy, en el siglo XXI no hay Banco o Entidad que se precie que no tenga una fundación en ciernes es algo que no discute ni la Hacienda Pública. No en vano fué la via de escape elegida por el famoso tesorero popular.

Pero mi teoría, que no va más allá de una charla con Marta Mantecón en el Metropole, versa sobre la "situación", sobre la eterna cuestión de "qué es arte" y "quén es un artista". Que nos la plantearon los pintores de Altamira y Damien Hirst no ha logrado aclararlo del todo, tras explotar la última burbuja. Ahí va mi boutade:

Para que un "artefacto" sea considerado ARTE y su hacedor ARTISTA se precisa que se den una serie de condiciones. Lo primero, el autor debe tener la PRETENSIÓN de que así sea. Y lo segundo es necesario que alguien autorizado para tal fin lo certifique como tal. Y quien mejor que un marchante de arte que lo exponga y lo intente vender. Y puestos a ello, qué lugar más apropiado que una FERIA DE ARTE INTERNACIONAL para que aparezca en catálogos y medios de comunicación y conseguir colocarlo a un COLECCIONISTA. Quien a su vez, para certificar y revalorizar su inversión (y evitarse de paso el engorro de colgar o almacenar un trasto tan grande) lo cederá a un MUSEO o lo confiará a una CASA DE SUBASTAS para que le retorne su beneficio correspondiente.

Se precisan pues una serie de AGENTES y COLABORADORES NECESARIOS en torno a un ARTEFACTO para que este sea considerado una OBRA DE ARTE y su autor un ARTISTA. A saber y por riguroso orden de aparción: 

Un PRETENCIOSO que seguro de si mismo y apoyado por el cariño incondicional de una madre fanática o una amante ambiciosa, pretende estar dotado por el duende, con mayor o menor conocimiento de causa, y esta seguro de que lo que hace nos revela la comprensión del mundo.

Un AVISPADO, dispuesto a convertir en oro todo lo que toca. Con formación en el gremio o, simplemente, con conocimientos prácticos de los mecanismos de la mente humana que convierten una ilusión en una oportunidad de negocio. Y con el gen del empresario, por supuesto, ese que lleva a asumir riesgos y a involucrar a otros inversores en sus sueños de riqueza venidera.

Y, por último, el TONTO UTIL (y lo digo con todo el respeto). Suele ser una persona que se parece en cierto sentido al avispado. Que generalmente ha ganado el dinero que utiliza de forma facil o rápida y que comparte con él los impulsos de consumo a primera vista. Que se enamora rápidamente de lo que ve y compra. Pero que pronto se da cuenta de que fué un summer love y lo pone en circulación, para minimizar sus riesgos, rentabilizar su inversión y obtener cash para futuras aventuras amorosas.

Ahora me toca decir que esto no es más que una caricatura simplista, una ocurrencia de resentido social ocioso. Que los artistas, los galeristas, marchantes, coleccionistas, curadores, comisarios, directores de museo, visitantes, fundaciones y demás agentes culturales, incluidos los políticos del ramo, son gente seria, que llevan a cabo una labor encomiable y que la sociedad los necesita y valora en su justa medida.

Diré también que yo no tengo ni voz ni voto en el mundo del arte y que, por consiguiente, no estoy autorizado ni capacitado para hacer teoría alguna que se deba tener en cuenta. No soy más que un fotógrafo aficionado y mi pretensión es utilizar la fotografía como un medio de expresión personal. Y que sólo en raras ocasiones lo consigo. Y, por último, que gentes anónimas como Vivian Maier, que viven su pasión en silencio y mueren ignorántes de su éxito artístico y comercial, son mi referente.

1 comentario:

José María dijo...

Una reflexión muy acertada. Se agradece leer algo que comparto pero que yo no sería capaz de exponer tan brillantemente. Ideal el toque de ironía… el tema lo pide. Además, es verdad, el descubrimiento de Maier, su historia, ha emocionado a muchos.
Gracias