Puerto de la Cruz, enero 2013
En la novela no era así, pero esta es una adaptación libre. En la novela era el viejo el que iba en la barca. Aquí se queda en tierra y medita la situación. Mirándola desde todos los puntos de vista posibles. Y creo que llega a la misma conclusión que yo. Que para pasar un mal rato, supersticiones o creencias aparte, mejor echar un vistazo desde la orilla y dejar que el protagonista de una tragedia, por épica que fuera, sea otro.
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