Puerto de la Cruz, marzo 2013
Según la Wikipedia, un confesonario o confesionario es un pequeño habitáculo aislado usado para el sacramento de la reconciliación.
En un mundo en el que el único dios es el dinero y la única religión la economía ultraliberal y la iglesia legitima es la banca, el confesionario no puede ser otro que el cajero automático. Aunque dudo que este hombre, como la mayoría de los que se acercan a ese habitáculo entonando su rezo de súplica de unos pocos billetes con los que alcanzar la gloria, no parece que encuentre reconciliación. Ni tan siquiera sosiego.
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